Durante los últimos años, la industria aseguradora ha invertido grandes recursos en digitalizar procesos, automatizar tareas y lanzar nuevas plataformas. Sin embargo, los resultados no siempre han estado a la altura de las expectativas. En muchos casos, la tecnología resolvió problemas operativos, pero no transformó el modelo comercial.
Según McKinsey (Global Insurance Report 2025), gran parte de las aseguradoras aún están “atrapadas entre el pasado analógico y el futuro digital”, sin haber logrado una verdadera integración entre canales, datos y equipos. La digitalización fue un paso necesario, pero no suficiente.
Hoy el desafío no es sumar más sistemas, sino integrarlos en un modelo coherente que combine estrategia, tecnología y experiencia humana. En esta nueva era, el valor ya no está en digitalizar, sino en converger.
El fin de la digitalización fragmentada
La industria está transitando desde la multiplicación de soluciones hacia la búsqueda de ecosistemas unificados. Los equipos comerciales utilizan un CRM, una herramienta de marketing, una app de comunicación interna y un sistema de aprendizaje. Pero pocos de esos entornos dialogan entre sí.
El resultado: los datos no fluyen, las decisiones se ralentizan y la experiencia del usuario se fragmenta.
Deloitte, en su 2025 Global Insurance Outlook, advierte que el crecimiento futuro dependerá de la capacidad de las aseguradoras para “conectar la tecnología con la productividad humana” y desarrollar modelos más simples e integrados. Esa conexión es la esencia de la convergencia tecnológica, el paso siguiente en la evolución digital.
“Digitalizar fue el primer paso. Converger es el siguiente.”
México y la nueva ola de colaboración
México se consolida como uno de los ecosistemas más activos de innovación insurtech en la región. Las alianzas entre aseguradoras y startups tecnológicas están generando modelos que integran habilitadores digitales, omnicanalidad y analítica avanzada.
Eventos como el InsurTech Summit México reflejan ese espíritu colaborativo: un movimiento que está redefiniendo el papel de las insurtechs, no solo como proveedores de tecnología, sino como socios estratégicos en la transformación de los modelos de distribución.
En palabras de McKinsey, el crecimiento de la industria en América Latina dependerá de “la capacidad para reinventar los canales de distribución y combinar tecnología con modelos centrados en el cliente”. México tiene el ecosistema ideal para hacerlo realidad.
Una historia que revela mucho
Hace unos días, presentando nuestra plataforma a un empresario del sector automotriz en Miami —acostumbrado a los entornos comerciales más dinámicos y digitalizados— me dijo algo que resume perfectamente el reto actual:
“He visto decenas de plataformas, pero nunca una que lo tenga todo conectado. Y cuando las empresas intentan dárselo todo a sus vendedores, temen que se pierdan en tanta tecnología.”
Esa reflexión sintetiza lo que muchas organizaciones viven hoy: no necesitamos más tecnología, sino tecnología que entienda a las personas. Herramientas que simplifiquen, que integren y que acompañen.
Y es ahí donde surge el propósito de Firefly One: un ecosistema que une en un solo entorno todo lo que los equipos comerciales necesitan para crecer — gestión, comunicación, aprendizaje, marketing y analítica —, haciéndolo de forma natural, simple y humana. En pocas palabras: usarla ya es transformar.
Evidencia que transforma: el caso La Positiva
En América Latina ya existen pruebas concretas de cómo la colaboración aseguradora–insurtech puede acelerar resultados.
En el caso de La Positiva Seguros (Perú), la implementación de un modelo omnicanal permitió duplicar la fuerza de ventas y elevar la productividad en más del 60 %. Ese aprendizaje marcó el inicio de una nueva etapa que hoy evoluciona bajo el concepto Firefly One, unificando en un solo entorno todos los habilitadores digitales necesarios para escalar resultados de manera sostenible.
Firefly One: el todo en uno para un mundo convergente
Firefly One es la evolución natural del modelo Omni Asesor, una plataforma que integra los habilitadores digitales, la inteligencia artificial y la comunicación omnicanal en un circuito único. Pero más allá de la tecnología, representa un cambio cultural: pasar de la fragmentación a la simplicidad.
De acuerdo con McKinsey – Tech-driven insurers: How to thrive in 2030, las compañías que logren alinear tecnología y estrategia de negocio tendrán hasta un 40 % más de crecimiento en productividad frente a las que operan en silos. Eso confirma que la convergencia tecnológica no es una tendencia, sino una ventaja competitiva medible.
América Latina: distintos ritmos, un mismo desafío
Cada país avanza a su propio ritmo, pero todos enfrentan el mismo dilema: cómo hacer que la tecnología impacte de verdad en la productividad. La respuesta no está en multiplicar herramientas, sino en crear ecosistemas inteligentes que conecten personas, procesos y datos.
En este contexto, la colaboración entre aseguradoras e insurtechs es el motor que puede acelerar una década de evolución en apenas unos años. La región ya cuenta con casos concretos de transformación donde los equipos comerciales, lejos de ser reemplazados por la tecnología, se ven potenciados por ella.
Conclusión – De la digitalización a la convergencia
El futuro de la industria aseguradora no será digital por naturaleza, sino convergente por diseño.
La transformación real no consiste en adoptar más herramientas, sino en unir lo que antes estaba separado.
Como afirma Deloitte, “las aseguradoras que integren su tecnología, su talento y su propósito serán las que lideren el mercado en la próxima década.” Esa integración es la esencia de lo que viene.
Porque la tecnología no debe complicar, debe liberar. No debe imponer procesos, sino facilitar resultados. Y, sobre todo, no debe reemplazar a las personas, sino darles más poder para transformar.
